Mientras algunos amigos (distraídos y más que generosos) se las arreglaron para entusiasmarse por esta tímida resurrección de FOES AMIS, otro comenta que "poco o nada de interés" ha encontrado en ella.
Confío que el último texto de Manning contribuya a justificar el aliento recibido por Fierro desde New Paltz, Buenos Aires y Oviedo y a que en algo se modifique la opinión de un oriental de California.
Y no continúo porque ya debo asomarme a la ventana del mediodía para poder saludar a la tarde de ayer que se aproxima y siempre me pregunta a los gritos por alguna cosa húmeda.
Me parece que el traducir de una lengua a otra es como quien mira los tapices flamencos por el revés, que aunque se ven las figuras, están llenas de hilos que las oscurecen, y no se ven con la lisura y tez del haz; y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que copia un papel de otro papel––dijo don Quijote.
Y aún así le dije a Enrique Fierro, simpatizante de los rinocerontes––Tomemos prestada la pelota de ping-pong de nuestros amigos Lorenzo y Margarita, y aquí escribámonos y traduzcámonos el uno al otro. Pero, tejamos reversos, traducciones traidoras, como falsos amigos, des faux amis que se miran, pero no se reconocen.
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